Debes ser el único chino orgulloso de su cabeza |
¿Alguna vez te ha sucedido que te dicen que tu cabeza es muy
bonita? Lo más probable es que no. Y si, como a mí, te ha sucedido, es muy
posible que te hayas quedado un poco perplejo, sin saber si te lo están
diciendo de buena fe, implicando algún tipo de ironía envenenada o si
simplemente estás hablando con alguien que no está muy bien...
Yo creo que la primera opción sólo es posible si tu
interlocutor es un chino; y, además, algo bastante común cuando se te ve el
cartón y la forma de la cabeza no se oculta bajo un pelaso espectacular.
Tantas veces fui objeto de ese piropo (?) que acabé fijándome
yo también en la forma de las cabezas de mi alrededor. Así, de pronto, durante
mi tiempo en China la marea de cucarachas de mi alrededor (metáfora con la que
los mismos chinos se definen a sí mismos, por su pelo homogéneamente negro y
lacio, vistos desde un situación elevada) se convirtió en individuos objeto de
estudio.
Desde un primer momento me fijé que, de perfil, la cabeza de
los chinos tiene una forma curiosa. Esa curva que se produce entre nosotros,
hombres de la nata montada, por encima del cuello, es casi inexistente en la
mayoría de los chinos, en algunos casos sustituida por una línea completamente
recta que va desde la mitad de la espalda hasta la coronilla.
Poco a poco me fui dando cuenta de que, sin necesidad de ser
fetichista de las cabezas (que de todo hay en el mundo), no es que nosotros
tengamos la cabeza “bonita” o no, es que ellos la suelen tener bastante poco
agraciada.
Investigando un poco más, he descubierto un hecho
intrigante. Seguramente las que tengan familiares comadronas o sean enfermer@s
no se sorprenderán tanto de leer que cuando los niños nacen su cabeza es como
plastilina y las comadronas "moldean" la cabeza en la forma que tendremos
el resto de nuestra vida, pero para los demás creo que es como para quedarse
con una O en la boca durante un rato.
Pues sí, nos "moldean" la cabeza, y pensar en ello
siempre me hace sentir un escalofrío y palparme la cabeza involuntariamente
durante unos segundos. Sin embargo, en China no tienen esa costumbre, aunque sí
que es común, por otra parte, vacunarlos pinchándolos en la cabeza. A eso hay
que unir el hecho de que, dicho elegantemente, el margen por el que son
expulsados los fetos es más estrecho en China de lo que suele serlo aquí en
Occidente.
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