Cualquiera que se apunte a un curso de chino, donde sea, espera encontrar a un profesor con un aspecto similar a éste; tal vez más joven, tal vez una chica... pero a lo que voy es que espera (y quiere) que sea chino. Todas las escuelas publicitan que sus profesores son nativos, cone experiencia, blablabla. Y en el caso del idioma chino eso significa que sea chino, o al menos lo parezca.
Pues bien, al turrón. ¿Cuáles son esos requisitos? Los siguientes: tener nacionalidad española, tener estudios universitarios españoles o convalidados y saber gallego. Ésos son los requisitos mínimos, de corte; luego si tienes experiencia dando clase en escuelas oficiales, ganas puntos; si estudiaste alguna carrera de filología, ganas puntos; y si tocas el clarinete (no es broma), ganas puntos. El que más punto obtenga, se queda el puesto.
Alguno muy avispado se preguntará: "¿y no piden que sepan chino?". Ahí es a donde quiero llegar; la respuesta es NO. A alguno se le habrá quedado la boca como esa O. En ningún momento se exige saber chino; si lo sabes, tienes más puntos (menos mal). Es posible que esto se deba a que el formulario de inscripción es un modelo que nadie se molestó en revisar en los últimos siglos (eso explicaría lo del clarinete), pero eso no hace que el tema tenga menos "chicha".
Habrá quien piense que mi sarcasmo y mi enfado latente tiene que ver con que a mi mujer (china nativa con nacionalidad española y estudios universitarios, además de muchos años de experiencia como profesora) la hayan excluído de la convocatoria; a esas personas tengo que decirles que tienen razón. Sin embargo, cuando ves el listado de admitidos y no admitidos a la convocatoria y te das cuenta de que a todos los chinos que se han presentado (16 en total) los han excluído y que sólo son admitidos 7 españoles, piensas que algo está muy mal en el sistema.
Y es que no hace falta analizar con mucha profundidad para ver que ña convocatoria está diseñada para excluír a los candidatos chinos nativos: la nacionalidad española es algo que limita bastante la posibilidad de encontrar a un nativo chino entre los optantes; la carrera universitaria en España limita aún más, sobre todo si tenemos en cuenta que el 95% de los chinos que residen en nuestro país tienen su negocio y no les pone tanto como a nosotros licenciarse para el INEM; y ya lo de exigir gallego... Ya no me meto con ese requisito, porque si no, ya la liamos...
Resultado de ese despropósito: el candidato elegido finalmente no sabe chino. ¡Menuda sorpresa! Y lo mejor de todo: de los tres profesores del departamento de la escuela de la que estoy hablando (¿cuál será?) dos no saben chino; esto ya viene de largo...
Pero tranquilos: así se les da trabajo a los españoles y no a los extranjeros; aunque sea dando clases de chino. Despué de todo, ¿a alguien le ha parecido alguna vez que sea importante que su profesor de idiomas sea nativo? Pues eso...