Cuántos tropiezan por aquí cerca

viernes, 30 de diciembre de 2011

El culo LCD

Según Google, ésta es la definición de "culo carpeta"

Como prometí en el artículo anterior, voy a exponer mis razonamientos racistas (que no xenófobos) sobre por qué los chinos disfrutan durmiendo en colchones de granito montado, hasta el punto de llevárselos consigo cuando se mudan a vivir a países donde se prefieren colchones que te permitan olvidar el suelo.
Vamos a comenzar con una de esas generalidades que me hacen ganar tantos amigos entre los amigos de la zeja y demás. ¿Os habéis fijado que las personas de color (negro) suelen tener una proporción piernas/tronco mayor que los que tenemos la piel lavada con lejía? Ello tiene relación con la mayor probabilidad de culos respingones que tanto triunfan entre los hombres de color vainilla, pero eso no viene a cuenta...

Siguiendo la línea de pensamiento políticamente incorrecta, ¿os habéis fijado que los asiáticos en general tienen una proporción piernas/tronco inferior a la nuestra, amigos de la Neutrex? Vamos, que suelen ser paticortos. Y ello, por alguna razón, conlleva que los culos tengan "poco recorrido". Lo cual a un hombre le da igual, pero para una mujer puede ser un motivo (más) para estar insatisfecha con su cuerpo. Este característico "culo plano", por cierto, suele encontrarse también en la América latina porque los primeros pobladores vinieron del lejano Oriente a través del mar de Bering durante la época del Hielo.

Por tanto, digamos que los chinos tienen el culo bastante plano y precisamente por eso, al no tener tan acentuada la curva en la baja cadera que tanto nos hace sufrir a nosotros en esas camas duras del infierno, ellos no sólo no sufren, sino que lo encuentran más cómodo. Por muy extraño que nos parezca a nosotros de entrada.

Ése es precisamente el motivo. Nuestras espaldas son diferentes, y reclaman colchones diferentes. Eso también sucede con nuestros cuellos y la forma de la cabeza, pero creo que eso lo dejaré para otro artículo.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Las duras camas de China



El tema de las camas en China da para todo un culebrón.

Empezaré diciendo que, al  contrario de lo que muchos piensan, en China se duerme en camas. Lo de dormir en  el suelo como los perros (por muy fashion que quede decir que "duermes en futón") y lo de comer de rodillas son cosas de los japoneses, que son muy "avanzados".

Sin embargo, os puedo prometer que hay camas en China que te hacen desear dormir en el suelo. Las camas son siempre duras, durísimas. Y a veces con una textura grumosa. Vamos, horribles.

Los colchones son normalmente duros y muy pesados, como si fuesen enormes sacos de arroz. Sólo una vez en una feria de "novedades" vi una vez un colchón de viscolástica, que era totalmente ignorado por los clientes y que tenía un precio consecuentemente bajo (al contrario que aquí).

Si no fuese suficiente con la dureza natural de los colchones, los chinos tienen una extraña obsesión con que ciertas cosas, como los colchones o los volantes de los coches, duren eternamente y, entonces, ¿qué creéis que hacen con los colchones? Pues envasarlos al vacío con un plástico especialmente diseñado para ello, por supuesto.

No voy a detenerme en el placer que se puede sentir en el verano al dormir sobre un plástico o el gusto para los oídos que es girarse sobre un colchón plastificado en el silencio de la noche, pero el caso es que eso acaba sumando a la dureza ya de por sí importante del dicho colchón.

Lo que me pareció especialmente curioso fue descubrir también que los chinos que viven en el extranjero duermen en colchones con las mismas características, normalmente traídos ex profeso de China, pues en el país de residencia la gente no suele disfrutar tanto con esta tortura voluntaria.

La pregunta que rondó mi cabeza durante mucho tiempo creo que es obvia: ¿por qué tan duro el colchón? Como no conseguí encontrarle explicación, aparte de creencias “de abuela” sobre que dormir en un colchón duro es más sano, la pregunta evolucionó en: ¿es que acaso no les resulta incómodo? Pues bien, le he dado muchas vueltas a esto (los dolores de espalda y las noches en vela dan para mucho) y he llegado a la conclusión de que la respuesta es "no, para ellos no es incómodo". Y hay una explicación para eso.

Pero para no extender demasiado el artículo y para dejaros con la intriga voy a dejar la explicación para un "continuará".

(¿Escucho un abucheo al fondo...? Podéis aportar vuestros razonamientos y al que acierte le doy un chinofante)

domingo, 11 de diciembre de 2011

Baños públicos en China

Comprenderéis que, aunque repetida, la imagen viene que ni pintada

Hay cosas en China que pocos extranjeros conocen. A lo sumo, han oído rumores, o alguien les ha comentado algo, o han visto algo en una película que no les cuadraba. Una de esas cosas son los baños públicos de China.

Para empezar, ¿qué es un baño público? Ya que lo único que podríamos imaginarnos nosotros que puede suponer “bañarse en público” sería meterse en una piscina o en un Spa con sauna, creo que lo mejor será intentar describirlo lo mejor posible. La forma corta de definirlo es decir que es un sitio para bañarse/ducharse y que es público. Como muchos habrán dicho en voz baja “¿hein?”, pasemos a la definición más extensa: es un lugar donde a cambio de una entrada se accede a un lugar con muchas duchas, vasos (más grande que bañeras, pero más pequeños que piscinas) con agua a distintas temperaturas, saunas y lugar de masajes, limpieza de poros, hidratación, etc. Ah, y se me olvidaba: detalle tal vez importante: todo ello en pelota picada.

“¿Cómo que en pelota picada?”. En pelota picada. Tú te desnudas en el vestuario adyacente y te metes en una sala repleta de chinos en bolas, con una humedad de yo diría que el 110% y allí te relajas, te das un masaje, te duchas, te paseas, charlas con los colegas, te afeitas… lo que quieras, vamos. Eso sí, si ya se nos puede antojar raro estar hablando con un colega mientras ves como un huevo le cuelga del taburete, imaginaos si eres el único extranjero del lugar y cada uno de tus movimientos son investigamos sin pudor por unos 50 pares de ojos rasgados.

Y es que esta es una cosa que aprendí el primer año que estuve en China (y que accedí a uno de estos lugares legendarios): los chinos no tienen esa maldad, ese “pecado original” de la vergüenza que, ese pudor, ese rubor que tanto nos limita aquí. Allí los amigos se van a un sitio de estos y charlan tranquilamente mientras sus escrotos desafían a la gravedad, se duchan en una misma ducha y se frotan la espalda sin maldad, los padres llevan a sus hijos pequeños a sitios así… y no pasa nada (voz de José Mota). Aquí podríamos hacer una encuesta a ver cuántos han visto a su padre en bolas, o han charlado tranquilamente con un amigo con el vello púbico en libertad y tendríamos menos votos que IU en el 2008.

Del mismo modo, se pueden quedar mirando a un hombre desnudo de arriba abajo sin cuestionarse su propia condición sexual y sin sentir vergüenza alguna. Es más: tengo que confesar y confieso que más de un chino se armó de valor y se acercó a comprobar con sus propias manos que mi vello corporal era de verdad y no un efecto de alguna seta que hubiese chupado antes de entrar al lugar.

Voy a dejar sin comentar la extraña sensación que te invade cuando estás desnudo en una especie de jacuzzi con 10 chinos alrededor desnudos tocándote y comentando la jugada entre ellos en un idioma que no entiendes…
Tras la buena acogida que ha tenido el chino-mantecas no puedo por menos que volver a publicar una foto de sus años mozos

Dicen las malas lenguas que citaba más arriba que en Japón hay baños de este tipo unisex, pero que están prohibidos a los extranjeros. Eso no lo sé (aunque si alguien me lo confirma lo añadiré a cosas que pedirle a san Pedro a las puertas del cielo), pero lo que quiero dejar claro es que en China están separados por sexos, y menos mal… Tal vez los chinos estarían ya acostumbrados, pero si hubiese mujeres por allí, la situación podría ser especialmente bochornosa para mí teniendo que compartir el bombeo sanguíneo entre dos puntos grises. Aunque hay algunos baños que también tienen piscina, que es compartida y para la que es necesario acceder con bañador.

Ahora un pequeño juego para las chicas: ¿cómo creéis que os sentiríais si, por caprichos del destino, mientras os estáis duchando vuestra ducha de pronto se encontrase a la vista del público? ¿Observadas, estudiadas, espiadas…? Bien, pues ya sabéis como me sentí yo en mi “primera vez”. Sí, es toda una sensación nueva estar duchándose con chinos parándose a mirar y llamando a otros chinos para que vean el espectáculo. Está bien sentirse Apolo por un día, pero me habría gustado haber tenido otro público.

Ahora la respuesta a lo que muchos se estarán preguntando: ¿por qué existen estos sitios? Bueno, como ya comenté las restricciones de agua en China son algo común en los hogares, por lo que no está mal pasarse por un lugar así donde puedes estar bañándonos durante horas. Además, donde yo fui en invierno suelen estar a máximas de 10 bajo cero, por lo que estar en un lugar a 30 grados también se agradece. Por otra parte, también es algo cultural y la concesión que muchos chinos harán a la higiene corporal en la semana.

Es muy curioso en este punto observar la “limpieza de poros” que practican en estos lugares. Básicamente, el chino se tumba en una camilla y viene el “limpiador”, que es un chino en gayumbos con un guante de esparto en una mano, y se pone a frotar todo el cuerpo del cliente con el guante a base de bien durante 20 minutos. Y cuando digo “todo”, quiero decir TODO. Tuve que dejar de mirar cuando el “limpiador” agarraba un escroto para frotar bien en las zonas delicadas, por cada lado, pero me quedó bastante claro que no quedaba nada sin frotar. Yo personalmente estaría escocido toda la semana, pero se ve los chinos están hechos de otra pasta…

Aunque creo que ya está bien de anécdotas por hoy, no quiero finalizar este artículo sin mencionar dos cosas que aprendí en estos legendarios lugares. Por un lado, ¿sabíais que los orientales no tienen el vello púbico rizado? Y por otra parte, ¿sabéis lo que se dice sobre ciertas partes y su tamaño? Pues bien, sólo diré que es cierto…

jueves, 8 de diciembre de 2011

Los negocios en China; no hay segunda oportunidad


Estaba el otro día yo estudiando el mercado chino para un tema que llevo entre manos (lo importante es no estar quietos) cuando descubrí por casualidad una página en la que se exponían gráficos con la evolución de los logotipos de algunas marcas longevas. Al final, con cierta malicia, se presentaba el gráfico siguiente:

Evolución de las marcas Pepsi y Coca-Cola

En él se puede apreciar cómo el logotipo de Coca-Cola ha permanecido inalterado desde sus comienzos, mientras el de Pepsi, su eterna rival, ha sufrido numerosas transformaciones, algunas supongo que por necesidad, otras por desesperanza, y otras en búsqueda de algún nicho particular de clientes. Esto me llevó a pensar en uno de los detalles que más diferencia a nuestra cultura occidental de la mayoritaria en oriente y especialmente en China.

En occidente nuestros imperios siempre han sido vistos como eternos, inmutables y excluyentes. Desde los romanos considerando “bárbaros” a todo el que no gozase de los lujos de la gran ciudad, hasta el “Reich de los mil años”. A nosotros parece cegarnos la gloria y en nuestra obsesión por estirar todo lo posible la época dorada de todo aquello que sale bien nuestros fracasos suelen alcanzar magnitudes colosales. Lo curioso es que siempre nos quedamos como mirando hacia alrededor preguntándonos “¿qué ha pasado?”. Estoy hablando del Imperio Romano, del Imperio Español, pero también de General Motors o de PcCity. No tenemos plan B y cuando las cosas van bien no se piensa que algún día podrían ir mal.

Sin embargo, para los chinos la Historia siempre tiene un componente cíclico. Esta concepción se describe muy bien en las primeras frases de una de las novelas más importantes de su cultura: “Historia de los Tres Reinos”, historia que relata este período histórico de China durante el siglo III dC y en el que se basa (entre muchas otras) la exitosa saga de videojuegos “Dynasty Warriors”. Estas frases vienen a decir (no existe traducción al castellano todavía): “la gloria del imperio dará paso a su ruina, y de sus cenizas resurgirá un nuevo imperio; así ha sido siempre y así seguirá siendo hasta el final de los tiempos”. Es decir, en el pensamiento oriental siempre se tiene en cuenta que la gloria es pasajera y temporal; asimismo, los tiempos de penurias son algo que tendrá fin.

Las consecuencias de este modo de pensar son innumerables, pero quiero resaltar hoy una en concreto, que tiene que ver con el ámbito mercantil. En el mercado chino es obvio que están apareciendo grandes conglomerados con apetito internacional que pueden llegar a ser las multinacionales del futuro, pero si algún día alguna de estas empresas deja de dar los beneficios esperados, o pérdidas, el propietario lo tendrá muy claro: se echa el cierre y a otra cosa mariposa (aceptaré comentarios llamándome cursi por esta coletilla). Ésa es la gran diferencia; no es que el chino se rinda antes, pero el chino no arrastra cadáveres. Tal vez este dinamismo parta también de que la inversión inicial en un negocio será más liviana y más ajustada que lo que haría un empresario occidental, pero el caso es que allí no se sostienen negocios en pérdidas. Allí no hay General Motors tragando pasta a dos manos por decisiones equivocadas en el pasado, ni Rover dándolo todo en un último intento por salir a flote. Al chino no se le caen los anillos por reconocer que la cosa va mal, cerrar el chiringuito y dedicarse a otra cosa.

En el caso de Pepsi y Coca-cola, si se hubiese dado en China, hace mucho tiempo seguramente que Pepsi habría tirado la toalla y hoy sería, por ejemplo, la empresa líder en bebidas isotónicas al habérsele ocurrido antes la idea del Aquarius. Pero no, decidió pelear y no sé cómo le va a día de hoy, pero sí sé de buena tinta que su sostenimiento se basa en la diversificación, adquiriendo marcas como Lay’s y otras de comida mexicana de gran éxito en USA. A mí no me parece que haya ganado la partida y que eso se nota en sus cambios de look más o menos constantes.

Por cierto, otra cosa que no hay en China tampoco es la cultura anglosajona del “loser” (que por suerte tampoco se lleva aquí), que implica ese desarraigo social, esa vergüenza mal contenida que se asocia con el fracaso en occidente.

A mí personalmente me gusta más el sistema chino, pues produce un dinamismo muy necesario en la situación actual. No veo el beneficio en estar reflotando empresas sin presente ni futuro. Si las petroleras tienen que reconvertirse en geotérmicas, las tiendas de barrio en delicatessen, las cajas en bancos y los cantantes en showman, yo no veo dónde está el problema, ni a qué están esperando. ¿Tal vez a que venga un chino a quitarle el puesto?

domingo, 4 de diciembre de 2011

De cómo el Consulado te hace la vida imposible. El regreso


Ha sucedido algo que me ha dejado sin palabras. De hecho, he tenido que dejar pasar un tiempo para creérmelo del todo y para que el carné estuviese en manos de mis suegros (sin vuelta atrás) antes de escribir sobre ello. Y es que como muchos sabréis los problemas que el Consulado de España en Beijing nos puso para concederles el visado por reagrupación familiar fueron numerosos y asombrosos, sólo para terminar denegándolo de una forma un tanto sorprendente.

Pues bien, como en las peores sagas del terror y splatter más casposo, cuando todo parecía haber terminado, llega una última vuelta de tuerca a la historia; y esta vez con final feliz. ¿Cómo es eso posible? ¿Cuál era el truco del almendruco consular? Ahora os lo cuento.

Los 4 largos artículos (que podéis "disfrutar" aquí, aquí, aquí y aquí) de la historia hasta ahora se pueden resumir en que, independientemente de los miles de papeles y trámites que tuvimos que solucionar, el visado de reagrupación familiar no se lo iban a conceder a mis suegros porque tenían ingresos, por ínfimos que fuesen, lo cual llevaba irremediablemente a la conclusión de que no dependían económicamente de su hija, y por tanto “no ha lugar a la solicitud de reagrupación familiar”. Es decir, debes ser absolutamente indigente para poder venir a España, lo cual siempre da que pensar...

Por tanto, tras meses de gastos, estrés y paseos, mis suegros lo único que querían era venir a España a vernos, aunque fuese por unas semanas. Preguntamos al Consulado si, ya que no tenían derecho a la reagrupación familiar, al menos podían venir como turistas. Respondieron que sí, sin ningún problema y, de hecho, tenían ese otro visado en su pasaporte a los dos días. Parece que los turistas gustan más...

Atención al detalle siguiente: para tener derecho a un visado de turismo se debe demostrar que se poseen recursos suficientes para el viaje, la estancia y cualquier imprevisto que pueda surgir. Después de meses intentando probar que mis suegros eran casi indigentes (y que no conseguimos por su pensión de 200 euros escasos) el Consulado consideró demostrado que tenían recursos suficientes como para pegarse un viaje de 3 meses por Europa. Pues claro que sí, hombre...

Eso sí, y ya acabando de meter el dedo en la llaga: es curioso que para este visado de turismo no haga falta ni presentarse en el Consulado. Si compras un viaje “todo incluido” alguien de la agencia se encarga de todo. Y con esto no quiero decir que los visados de turismo sean un coladero para inmigrantes ilegales, no...

No viene a cuento, pero como el artículo es muy largo, pongo al chino-mantecas para romper la monotonía un poco...

Bueno, pues ya tenemos a mis suegros en España como turistas, con un plazo estricto de 3 meses para abandonar la UE y pudiendo viajar por toda ésta, excepto Reino Unido, que siempre van a su aire. Entonces mi mujer piensa en voz alta: “¿y si llamamos al Registro Civil de Vigo para preguntar si hay alguna posibilidad de conseguir la residencia para mis padres?”. Obviamente mis protestas cayeron en oídos sordos y por hacer la historia (algo más) corta, diré que tras varios trámites, preguntas y demás, acabamos yendo a la policía en Plaza Compostela, donde tramitan todo lo de extranjería.

Cogemos número, esperamos nuestro turno y cuando llega entramos. Decimos: “Éstos son mis suegros, a mi mujer le acaban de conceder la nacionalidad española; ¿habría alguna posibilidad de solicitar la residencia para ellos?”. Respuesta: “Sí, claro; por reagrupación familiar. Dos fotos, este impreso cubierto y fotocopiado y estos papeles; luego pagáis la tasa y ya está”. Shock; 3 segundos de reinicio cerebral; vuelvo a hablar: “Es que ellos están aquí como turistas...”. Respuesta: “Sí, no hay problema. Ya han salido del país, que es lo difícil. Ahora están aquí y si su hija es española sólo necesitan 2 fotos, estos impresos, estos documentos y pagar la tasa. ¿Necesitáis algo más?”. Doble shock; nos vamos, yo arqueando una ceja y mi mujer radiante de alegría.

Aunque yo suponía que las cosas en España no podían estar tan mal y que en algún momento al meter los datos en el ordenador saltaría que les habían denegado el visado ya en China y que tendríamos que reconocerlo ruborizados ante algún funcionario en algún momento, recopilamos los documentos solicitados (empadronamiento y certificado de Hacienda y Seguridad Social que demostraban que mi mujer trabajaba y/o tenía recursos económicos) y los entregamos.

Era julio y en septiembre vencía el plazo de 3 meses que los turistas pueden permanecer en España. Sin embargo, al entregar esos papeles, nos dijeron que el plazo de 3 meses volvía a empezar a contar desde ese día y tendríamos alguna respuesta en unas 3 semanas. No saltó nada en ningún ordenador y seguimos disfrutando un verano sin sol ni calor mientras esperábamos respuesta.

Y la respuesta llegó, pero no como esperábamos. Lo que recibimos fue una escueta carta en la que se pedía el “Impuesto de la Renta de 2010”. Me ahorraré los disgustos y sinsabores que nos produjo creer que se referían a los de mis suegros, ya que en China no se paga este impuesto (sólo las empresas pagan impuestos, en general). Se referían al de mi mujer.

Otra imagen para los que no les gusta leer; de paso le hacemos publicidad a Pitoche

Obstáculo a la vista: se acababa de dar de alta en marzo en 2011, tras conseguir la nacionalidad, así que no había pagado IRPF aún. Fuimos a la policía a preguntar qué podíamos hacer. Nos dicen que eso no lo llevan, que quien nos lo está pidiendo es la Delegación del Gobierno en Pontevedra. Allá nos vamos; allí no saben qué hacer, la que lo lleva no está, la jefa viene en un momento, dejadnos un número y os llamamos...

“Aquí se acaba todo”, pensé. Pero llamaron; se podía sustituir con un extracto de la cuenta bancaria que demostrase que estaba realmente ejerciendo una actividad. Más problemas con que tiene que estar sellado por el banco; que el banco dice que eso no lo sella; pues que lo firme el director del banco; la directora del banco está reunida; que te traemos el saldo, que eso sí lo sellan; que el saldo sólo no vale porque los chinos se rulan dinero entre las cuentas para engañarnos y queremos ver los movimientos... Una ruleta de despropósitos hasta que finalmente aceptaron los movimientos sin sellar, tal vez al considerar que era muy difícil falsificar tan bien unos movimientos bancarios en 15 minutos (el banco estaba realmente cerca) y de forma tan congruente. Y el ordenador sin dar la señal de alarma...

A los pocos días llegó una carta con la que se fueron a hacer el carné del NIE. Como era la primera vez, les dieron primero esta tira de papel alargado tan “difícil” de falsificar que se supone que tiene el mismo valor legal que un carné en condiciones, y a las dos semanas el carné definitivamente. Misión cumplida; sin comerlo ni beberlo y por la puerta de atrás, terminó nuestro periplo administrativo en búsqueda del santo grial de la residencia en España. Justo cuando nos habíamos rendido, ocurrió el milagro. Debió ser el karma...

Reflexiones finales: después de denegarlo porque tenían recursos, se lo concedieron con un visado de turismo que sólo se concede a su vez a gente que demuestra que tiene recursos. Además, “lo difícil” parece ser salir del país; resulta que China es Cuba en los 60 y no me había enterado. Por último, en China todo se basó en demostrar que ellos no tenían recursos; mientras que en España todo se basó en demostrar que su hija tenía recursos. Los requisitos en viceversa nunca importaron.

Termino con una recomendación basada en la experiencia: si queréis solicitar la reagrupación familiar, empezad con un visado de turismo y, una vez aquí, comenzad los trámites; no perdáis el tiempo solicitándolo en el país de origen.